Seguridad: la seguridad privada y estatal se ven muy beneficiadas. En las calles, es posible administrar y poner en línea varias cámaras de vigilancia, donde a través de la identificación de ciertos patrones comunes se pueden detectar zonas conflictivas y enviar contingente policial en el momento preciso. En el caso de la protección a inmuebles, gracias al internet de las cosas se puede hacer uso de sensores de movimiento en los costados de las puertas y a través de láser. Si algo anormal es detectado, los datos se envían en tiempo real hasta un receptor.
Ciudades inteligentes: el control del tráfico se ve beneficiado por el internet de las cosas de manera global. Así, es posible manejar el flujo vehicular, rápida y eficazmente, mediante el manejo de datos interconectados. Esto permite informar instantáneamente sobre congestiones o accidentes para que los conductores tomen vías alternativas. Incluso, se podrían incluir dispositivos en los automóviles, que con la información recabada y el uso del IoT podrían reducir automáticamente la velocidad de los vehículos en caso de haber un incidente en la ruta.
Negocios y logística: con al Big Data y el IoT, las personas pueden seguir en tiempo real sus mercancías, saber dónde se encuentran, cuánto tardarán en llegar a sus manos o a intermediarios.
Sector salud: con sensores en el cuerpo de los pacientes y nanotecnología, es posible hacerles seguimiento y monitorear su estado para comprobar su evolución. Se puede también hacer diagnósticos más precisos y predecir enfermedades o amenazas.
Casi todo ámbito de nuestras vidas se está viendo beneficiado gracias al Big Data y al internet de las cosas, además de los mencionados anteriormente, se destaca la domótica, los programas sociales, la administración de agencias y gobiernos, el transporte, la educación, el agua, la asistencia sanitaria, la electricidad, la planificación urbana y el medio ambiente. Las posibilidades son infinitas cuando hablamos de IoT y volumen de datos.