Amante del campo, pasión que lleva en los genes, en la actualidad junto a su padre se entretiene los fines de semana cultivando su parcela. A futuro no descarta seguir los pasos de su papá y cambiar la vida en la ciudad por el campo.
Felipe Rojas, amante del campo divide su vida entre el trabajo en la parcela de su padre y Kibernum, donde se desempeña hace dos años como ejecutivo de selección. El amor por el campo lo lleva en los genes, ya que viene de familia y es un legado que espera proyectar.
Nacido en Los Andes después de un pequeño paso por Santiago, decidió volver a su ciudad de origen de donde viaja a diario a trabajar y los fin de semana dirige sus pasos a San Francisco de Mostazal donde hace más de 5 años junto a su padre tienen una parcela donde cultivan diferentes frutas y verduras.
“Mi familia por el lado paterno siempre ha tenido campo, mi abuelo era agricultor y vivía en San Francisco de Mostazal, por eso cuando mi papá jubiló no lo pensó dos veces y se compro un terrenito en la zona, para así poder trabajarlo y vivir su vejez tranquilamente en el campo”, cuenta Felipe.
Como comentó anteriormente Felipe, lleva en los genes la vida en el campo, y desde que su padre compró la parcela, juntos comenzaron a trabajar y cultivar frutas y verduras, que con mucha paciencia han logrado tener debido a las perdidas causadas principalmente por las heladas de la zona.
“Nuestra producción es principalmente para el consumo de la familia, pero existen algunas veces que tenemos sobrestock de cosas y es cuando las vendemos a los negocios cercanos o lo utilizamos para alimentar a los animales”, declara Felipe.
A pesar de vivir en departamento, esa necesidad de consumir sus propios productos lo ha llevado a comenzar su pequeña huerta en su balcón. “Estoy innovando junto a mi hijo Álvaro, a quien le quiero trasmitir ese mismo amor y pasión que tengo por poder cultivar tu propia comida”.
Por las redes sociales sus compañeros se enteraron de la pasión de Felipe y disfrutan con cada nueva foto que sube trabajando en la tierra, experiencia que ha podido reflejar en su trabajo diario en Kibernum. “El trabajo en el campo exige rigurosidad y constancia, para lograr el objetivo de lograr que las verduras se cosechen y eso sin lugar a duda lo he podido reflejar en mi trabajo diario en la empresa”.
A futuro Felipe no descarta la idea de seguir los mismos pasos que su padre y asi poder vivir en el campo y trabajarlo, aunque a corto plazo tiene planes bastante atractivos.” Próximamente queremos construir un vivero, el que nos permitiría poder tener verduras durante el invierno y no perderlas por las heladas, si lo podemos lograr será una gran empuje para poder concretar uno de nuestros sueños de poder tener una pyme familiar y vender frutas y verduras a los negocios cercanos”, puntualizó.