Es muy común ver a niños y jóvenes con smartphones o tablet en el metro, buses e incluso en sus salas de clase. Están todo el día en redes sociales y tienen acceso a modernos computadores e internet 24/7. Esto, tal vez hace pensar que saben de tecnologías de información, powerpoint, descarga complejas de links o programas y demás, pero no es así.
Hace unas semanas se conocieron los resultados del SIMCE TIC, prueba que se aplica hace dos años en el país a estudiantes de segundo medio y las cifras fueron desastrosas. Es importante recordar que en 2011 un 3.3% de los estudiantes presentaba un nivel avanzado en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación en la realización de tareas relacionadas con el aprendizaje y conocimiento, mientras que en 2014; solo un 1.8% lo logra realizar.
Sin duda, estos resultados nos hacen reflexionar sobre el tipo de educación que están recibiendo nuestros niños y sobre todo, los de más escasos recursos. Pero, ¿qué hacer para revertir esta situación? ¿Cómo se puede alfabetizar de manera correcta a los estudiantes en temas tecnológicos?
Estás interrogantes tomaron fuerza tanto el Gobierno como en aquellos que saben la importancia de las TIC tanto en la educación como en la productividad nacional. Siendo más exactos, en Chile para los próximos años se espera una demanda por profesionales TIC de casi un 30%, en un mercado que registra un déficit de fuerza laboral del orden del 20%. Ante esto, cómo podremos suplir esta carencia si nuestros jóvenes no cuentan con competencias tecnológicas básicas.
Vivimos en una sociedad que está inmersa en el desarrollo tecnológico, donde el avance de las TIC ha cambiando nuestra forma de vida, impactando en muchas áreas del conocimiento. En la educación las TIC han demostrado que pueden ser de gran apoyo para docentes y estudiantes. Por esto, es importante que la adopción de tecnologías al modelo educativo se entienda como una herramienta de apoyo, pues cuenta con más elementos visuales, auditivos y por qué no decirlo, con ejemplos más interactivo y entretenidos para los niños y jóvenes.
Pero eso no es todo, hay que poner el debate la importancia del sector y la gran cantidad de oportunidades que éste entrega y no solo en el ámbito educacional, sino que también profesional, pues la adquisición y manejo de tecnologías no sólo es un aporte a la persona sino que también a un país.
Hoy más que nunca debemos ver la tecnología como un fin educativo y productivo. Y esta responsabilidad no es exclusiva del Gobierno. Según estudios, el 70% de los centros educativos chilenos cuenta con iniciativas TIC, las que han sido potenciadas por empresas privadas. Profesionales y compañías, que fomentar la difusión y uso eficiente de las tecnologías de la información para el mejoramiento de la educación superior.
Alternativas que cobran valor, sobre todo ante resultados como este: “70% de los escolares sólo realizan tareas básicas, como abrir un link, insertar o recortar una imagen, copiar información en una celda o hallar material específico en el universo web”, SIMCE TIC 2013.
Actualmente la llamada “economía digital” avanza vertiginosamente. Estadísticas de la CEPAL dicen que ésta representa el 4% del producto interno bruto de las 20 mayores economías del mundo, lo que se traduce en cerca de US$2,3 billones, con tasas de crecimiento superior a 10% anual.
Para el año 2015, según estimaciones de CEPAL, existirán 2 mil millones de personas en internet con 2.700 millones de conexiones de banda ancha, con un 67% de usuarios pertenecientes a mercados emergentes. De ahí la preocupación, pues hacer vista gorda de los resultados del SIMCE hoy resulta imposible, pero quedarse en el debate y no actuar, en un futuro próximo significará una verdadera irresponsabilidad.
Gilmar Franchini
Sub Gerente de Administración y Finanzas