En 20 años, el emprendimiento en Chile ha cambiado mucho. O, por lo menos, esa es la visión preponderante con respecto al tema si analizamos la actualidad. Sin embargo, desde mi perspectiva, no es el emprendimiento lo que ha cambiado.
Eventos no necesariamente ligados al emprendimiento, como son la innovación, el desarrollo tecnológico y la evolución de la necesidad de comunicación, han impactado profundamente la forma en la que nos relacionamos.
Según lo anterior, es el entorno social, es decir, los emprendedores los que han cambiado y no necesariamente el emprendimiento.
Desde mi mirada, quienes han cambiado realmente son las personas, sobre todo las nuevas generaciones que hoy demandan más respuestas, bienestar, satisfacción y libertad de la sociedad, provocando que sus expectativas de éxito sean mayores y cada vez a una edad más temprana.
En este escenario, la comunicación ha jugado un rol importante, poniendo a las nuevas generaciones en contacto con casos de éxito de emprendimiento originados en diferentes lugares del mundo.
Un ejemplo de esto es Silicon Valley que se ha transformado en una cuna para estos emprendedores que no exentos de fracasos, han arriesgado quizás un puesto y una carrera estable para convertirse en los dueños y principales precursores de sus propias ideas.
Es indudable que testimonios como el de Mark Zuckerberg, creador de Facebook, han tenido un impacto relevante en todo el mundo, incluyendo a Chile, donde ya es posible conocer casos de jóvenes profesionales que, incluso, antes de egresar de sus estudios universitarios, dan vida a ideas que se transforman en pequeños negocios (ej.: Wokitoki), pero estos aún siguen siendo casos excepcionales.
Nadie podría negarle a una persona el deseo de emprender. Al contrario, la posición de los emprendedores con más experiencia debe ser abierta a potenciar estas iniciativas y atenta a identificar aquellas que más allá de tener un valor comercial, pueden ofrecer una solución a necesidades presentes en nuestra sociedad, promoviendo una mejor calidad de vida. Sin embargo, desde esta perspectiva, también es fundamental orientar a los que hoy están emprendiendo y en cuyas expectativas a veces no incluyen las dificultades ni el sacrificio, dado que en la experiencia estas situaciones son incluso más frecuentes que el propio éxito.
Por estos motivos, antes de comenzar, aquel que emprende debe tomarse el tiempo para meditar sobre sus motivaciones, ya que si es posible asegurar algo dentro del proceso de emprendimiento, es que nada asegura el éxito inmediato y todos los logros se alcanzan mediante el trabajo constante, el aprendizaje, el perfeccionamiento y el sacrificio.
Algunos buenos consejos para quienes están comenzando este camino son: convierte lo que te apasiona en tu emprendimiento; no te quedes estancado buscando una idea innovadora: la mayor parte de los emprendimientos exitosos se han basado en dar cobertura a una necesidad del mercado; aprende a delegar: si lo deseas, puedes estar a cargo de todos los proyectos y tareas de tu organización, pero tarde o temprano tu negocio te exigirá delegar y es recomendable estar preparado para ese momento y, por último, busca la paciencia y sabiduría para transformar cada crisis en una oportunidad.
Mario Araya
Gerente General
Kibernum
Embajador Endeavor