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La cultura agile en empresas chilenas: El impacto en la transformación digital desde la mejora continua

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La mirada de la agilidad apunta a una nueva forma de hacer las cosas y dado ese escenario, el proceso de cambio cultural varía según el ADN de cada compañía. Independiente de la resistencia de cada una a vivir este cambio, nuestro desafío como equipo asesor es perfeccionar nuestras estrategias para dar visibilidad de las fortalezas y del esfuerzo que implica ir hacia la agilidad para que las empresas adopten este cambio de pensamiento.

 

Manuel Santiago, Director de Agile en Kibernum, explica que si bien la agilidad reporta múltiples beneficios a las organizaciones que la implementan, es difícil generar cambios significativos de la noche a la mañana, puesto que las metodologías ágiles conllevan un cambio en la manera de ejecutar y de pensar en las personas.

 

“Hay empresas que ya llevan años desarrollándose o han puesto la primera piedra de lo que es la agilidad y recién después de uno o dos años están viendo los frutos y eso es porque estamos aportando al cambio de la forma de pensar de las personas en cada organización”, señala Manuel.

 

Actualmente, nuestra compañía está enfocada en la implementación de la agilidad en segmentos como la Banca, Seguros, Retail, servicios del Estado y empresas estatales y dependiendo de la naturaleza de la organización y de quiénes son los impulsores de incorporar la agilidad en sus procesos, cada segmento va experimentando distintos avances.

 

“Tenemos compañías que vienen hace años instaurando conceptos que ayudan a entender el valor de poner al cliente al centro y otras que culturalmente están partiendo. Es ahí donde debemos acompañar al alto management para que puedan valorar el contexto del cambio que trae esta nueva forma de hacer las cosas. Cuando eso ocurre, es mucho más fácil incorporar la agilidad porque es una cascada, fluye desde arriba hacia abajo, pero en algunas organizaciones han partido de abajo hacia arriba, es decir unidades de tecnología han implementado agilidad como pruebas de concepto y una vez que eso ha funcionado, recién empezamos a permear a otras áreas, lo que significa que es mucho más lento”, afirma nuestro Director de Agile.

 

Pero ambas estrategias, son igualmente válidas a su juicio, la madurez de la organización influye a la hora de subirse al carro del cambio. “Ninguna compañía es comparable con otra y desde ese punto de vista, apuntamos a hacer trajes a la medida, hacer implementaciones ágiles que sean realmente efectivas y entreguen valor a los clientes. Para eso, les recomendamos efectuar un assesment que permita hacer un diagnóstico de agilidad en la organización, y con ello apoyar el proceso de la madurez ágil con distintas herramientas y en distintas capas de la organización, tanto en lo táctico como lo estratégico, para acompañar este proceso de trasformación ágil que significa al final del camino cambiar la cultura organizacional, añade.

 

Por eso, el diagnóstico inicial es muy relevante, ya que ello hace posible la generación de un plan que permitirá acercar a las organizaciones a la agilidad con el tiempo. “El tiempo que tarde este proceso es muy relativo, va a depender mucho de las personas y de cuan rápido puedan desaprender acerca de modelos más tradicionales, para aprender estas nuevas técnicas que hacen que las cosas ocurran de manera más rápida, más dinámica, acercando mucho más al cliente y al final entregando el valor que se espera de la organización”, señala Manuel Santiago.[:]

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