Desde su origen, la “moneda” siempre ha pretendido facilitar el proceso de intercambio económico entre dos o más partes. Para evitar malos entendidos, estafas o subterfugios, estas partes firman papeles llamados contratos. Y listo, todo resuelto… ¿Todo resuelto?
Para resolver este problema, algunas soluciones informáticas que se sugerían para comienzos del nuevo milenio planteaban la existencia de algo así como un “supernodo computacional” que llevara la economía contable global, una propuesta que no terminaba de convencer a los expertos. No fue hasta 2009 que se llegó a una solución más confiable e igual de verosímil tecnológicamente hablando: que la tarea de llevar todas las contabilidades se hicieran de forma no centralizada, tampoco descentralizada, sino más bien “inter-centralizada” o distribuida entre las partes participantes“inter-centralizada” o distribuida entre las partes participantes“inter-centralizada” o distribuida entre las partes participantes.
El blockchain es, literalmente, una “cadena de bloques” que conforman una plataforma digital de información encriptada. La particularidad que tiene este sistema informático es que cada bloque está intercomunicado con los demás, y así cada dueño de los bloques en cualquier parte del mundo es el aval de cada transacción efectuada, y el intento de cualquier clase de modificación de la información es rápidamente identificada por cada uno de estos bloques, que, como dijimos, cuentan con la información encriptada original. Tan simple como suena, las implicancias que esto puede llegar a tener en los mismos pilares que sostienen a la sociedad son enormes: tecnologías inteligentes más seguras, identidades online protegidas y de fácil gestión al usuario, rastreo de billones de aparatos en el IoT (o Internet de las Cosas)… y, por supuesto, la banca digital.
La unidad monetaria del blockchain banca es conocida como “bitcoin”. El bitcoin no es necesariamente un dólar, un euro, un peso o cualquier otro tipo de moneda. El bitcoin es determinado por el usuario, que puede ser interpretado como mantenimiento, combustible, materia prima, etcétera.
El uso del blockchain presupone no solo un sistema mucho más innovador, sino ante todo uno mucho más eficiente y transparente. Fernando Sanz, consultor de TI y criptomoneda, afirma que la existencia misma del blockchain se remite a la búsqueda de confianza, y agrega: “Existen grandes bancos adoptando su uso o experiencia. Naciones en potencia están prontas a su implementación en distintos campos”.
Santander estimó en sus primeros cálculos un ahorro de US$20.000 millones. UBS AG, por su parte, ha acortado los tiempos de transacción hasta en un 99,995%.
Algunos prevén, por citar uno de los ejemplos más relevantes, que los paraísos fiscales como los conocemos desaparecerán: el sistema de blockchain es distinto a Paypal, tarjetas de crédito y cualquier otro tipo de transacciones, puesto que no hay un banco o alguna entidad financiera de por medio, y por lo tanto desaparecen los altos costos transaccionales.
Entre los usos más relevantes de la tecnología blockchain banca destacan el interbanking y los contratos inteligentes.
Interbanking: al realizarse transacciones bancarias se incurre en tremendos costos administrativos, además de que requieren de un proceso de validación entre entidades que resulta agotador para cualquier mortal, sobre todo entre distintos países. El blockchain banca, al ser efectivo y eficiente, además de confiable y seguro, posibilita ahorrar grandes sumas y disminuir los riesgos al verse presentes diversas entidades, y todo esto sin dejar expuesta información delicada.
Contratos inteligentes: el consenso legal entre entidades es mucho más sencillo, en tanto los contratos quedan validados e inmodificables entre varias partes.
La plataforma de blockchain ha venido para quedarse e implementar orden de un modo abrupto en la banca digital, indicando el camino no solo del futuro de las aplicaciones empresariales y bancarias, sino ante todo del público de jóvenes, asociados y familiarizados con las ideas mismas que plantea esta tecnología.
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